Los profesionales lo
llaman lenguaje para la tercera edad. Es esa forma de hablar que utiliza la
gente para dirigirse a las personas mayores: esa condescendencia cuando van a
comprar un ordenador, dando por hecho que no tienen ni idea de nada, ese hablarles
lentamente o a gritos, esa forma de ningunearlos cuando el médico se dirige a
sus hijos y no a ellos, siendo SU salud el tema de conversación.
Estas pequeñeces que
para los jóvenes no tienen importancia, parece ser que sí la tienen. Los
mayores se sienten un poco humillados, y ven el envejecimiento con ideas aún
más negativas de lo que se suele ver (que no es poco).
Un estudio realizado en EEUU ha revelado que las personas que ven la vejez de forma positiva
viven 7’5 años más que los que la ven en negativo.
En las residencias se ha observado que la forma
de hablar de los cuidadores influye directamente en el estado de ánimo de los mayores.
Que una enfermera diga “buena
chica” a una paciente de ochenta años, o que pregunte con voz de falsete “¿cómo
estamos esta mañanaaa?” tiene un efecto rebote en el anciano, que le hace
sentir más agresivo y menos cooperador.
Los jóvenes piensan
erróneamente que usar diminutivos o palabras como “cariño” implica que se
preocupan por los pacientes, pero en realidad el lenguaje para la tercera edad
insinúa que son personas incapaces, frágiles y dependientes. Esta sutileza les
hace sentir inseguros, pierden parte del amor propio y pueden encerrarse en sí
mismos.
A pesar de
toda la buena fe con la que los cuidadores se dirigen a ellos, a veces resultan
un poco denigrantes sin querer.
Hay gente a
quien le gusta que le llamen “cielo” o cosas cariñosas, no todos los ancianos
se sienten ofendidos. Algunas personas son más susceptibles que otras. Supongo
que hay una fina línea entre querer conectar de forma positiva con alguien y
mostrarse un poco condescendiente.
Debemos
recordar que la dignidad es esencial en el trato con los demás, pero en el caso
de los mayores, cobra una importancia que a veces nos cuesta ver.
Es muy interesante esto que escribes. Muchas veces ofendemos con nuestras palabras y creo que los ancianos, siendo un segmento tan menospreciado por los jóvenes reciben mucho de estas ofensas.
ResponderEliminarMe ha gustado llegar acá.
Te dejo un saludo y un abrazo.
Gracias, Gildardo.
EliminarBienvenido.