Mi abuela, a la que siempre llamé cariñosamente abuelita, tenía la costumbre de ponerse cremitas cada noche antes
de acostarse.
Delante del espejo se embadurnaba la cara, y me aconsejaba que hiciera lo
mismo cuando fuera mayor. Yo, que tendría unos siete años, la miraba
embelesada. Siempre fue presumida y eso le daba una belleza muy natural, pues procuraba
potenciar lo mejor de sí misma. Y lo cierto es que tenía la piel estupenda.
Un día me sorprendió con el siguiente comentario:
“A veces me miro y
pienso ¿quién será esta ancianita del espejo? no me hago a la idea de que soy
yo.”
No se reconocía en una mujer viejita, su espíritu era joven, estaba llena
de energía y ganas de vivir.
Tendemos a pensar en nosotros mismos como personas jóvenes, buenas,
inteligentes… nuestra propia imagen suele ser la mejor versión que podemos
imaginar. Creemos que tenemos tiempo para cambiar aquello que no nos convence,
pulir defectillos y volver a un punto en que nos gustábamos, en plan “ya verás como vuelvo a ser el que fui”.
Recordamos que antes corríamos más deprisa, veíamos mejor, no nos dolía
nada, no hacíamos ruiditos/suspiritos cuando nos levantábamos del sofá. Y una
parte de nuestra conciencia nos dice que si hacemos cuatro estiramientos o nos esforzamos
un poco, seguro que regresamos a ese “yo” que tenemos en la mente.
Todo esto hasta que nos acordamos de que ya tenemos tantos o cuantos años.
Una bofetada de realidad en toda la cara.
Respondeos a esta pregunta, que nos hará
reflexionar un poco sobre la edad cronológica y la mental, la que rige nuestro
interior:
Si no
supieras qué edad tienes,
¿qué edad
creerías que tienes?
He encontrado este test por internet, para
calcular la edad que nos pone nuestra mente, me ha parecido curioso y divertido (diver porque me ha hecho más joven, claro, je je).
A veces me acuerdo de mi abuela cuando me
pongo la hidratante por la mañana, y pienso “Abuelita,
fíjate qué señora me mira desde el espejo”.
Yo siempre he aparentado menos edad de la que tengo, en todos los sentidos. Y el test ese japonés que acabo de hacer lo corrobora, aunque es cierto que aunque me da menos años de los que tengo, no me ve tan joven como yo me veo jajaja
ResponderEliminarBesos.
Elvis, tira pa clase y no estés por los pasillos. Mira que me chivo a la seño...
EliminarBesotes :-)
Diosssssssss Nuria! Me ha salido una edad mental de 23 años. Qué horror!!! Sabía que soy infantil, pero tanto... uf. Me consolaré pensando en que se me pega la edad de los alumnos, jajajaja.
ResponderEliminarA la pregunta que haces, te diré que me siento igual que cuando tenía 32 o 33 años pero con hijos. Eso sí, ya empiezo a maldecir cuando me levanto del sofá, jajajaja.
Me ha gustado mucho tu entrada, el ejemplo de tu abuelita es muy entrañable. La mía no sabía lo que era una crema ni un cosmético pero tenía la piel blanca y fina. Las señoras de antaño no tomaban tanto el sol y envejecían más tarde, mi abuela iba al campo con manga larga, sombrero de paja y pañuelo para el cogote, jajajaja.
Un petó molt gran!
Tener una edad mental de 23 no significa que seas infantil... si fuera de siete... ja ja ja.
EliminarYo a los 23 tenía una hija y esperaba otra, y mis problemas eran de señora de cuarenta.
Es mejor que te digan de 23 que de 70, que se deben dar casos también...
Espero que hayas heredado la piel de tu abuela, aunque se cuidara del sol, depende mucho del ADN, y eso es de agradecer.
Petonassos!
Creo que tienes razón, pasada cierta edad, hay cierta disonancia entre pensar en que "si haríamos X, estaremos mejor" y la edad biológica que tenemos...
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Nuestra mente nos da siempre la mejor versión, ja ja ja.
EliminarBesotes
Aunque no cabe duda de que la juventud es un divino tesoro, creo en ese dicho de que "la edad está en la mente", porque conozco a gente joven que parece vieja por su forma de pensar (y hasta vestir) y viceversa. La actitud a veces hace más que las arruguillas o las canas... y lo que sí es verdad es que el tiempo pasa, y muy rápido, para todos.
ResponderEliminarA ver qué me sale en el test jejeje
Besos Nuria!
La actitud es realmente el reflejo de nuestro yo más íntimo. Tiene mucho que ver con la educación que recibimos de pequeños, pero se puede moldear cuando somos conscientes de querer cambiarla.
EliminarTener inquietudes, sueños, esperanzas... nos mantiene jóvenes.
A ello vamos, jejeje.
Besos, Sofía.
Yo tengo 29 y me ha salido 38. Creo que el test ha sido generoso, a veces me siento como de 60. Interesante reflexión. Biquiños!
ResponderEliminarQué jovencita eres!
EliminarAprovecha, de aquí a los 38 te queda mucho camino. Y la verdad, 38 es una edad estupenda... Ya firmaría yo para quedarme en ellos, jejeje.
Besotes!!!