En el
desván de mis abuelos encontré una caja de hojalata un poco oxidada. En el
frontal ponía “Pastillas de
café y leche Vda. de C. Solano”. Era
más antigua que las que yo conocía.
En las
más modernas, por la parte inferior, ponía “contiene
toffe nata”. Tal vez ya no
era la misma receta…
Estos
caramelos de toffe son los que se pegan a los dientes de mala manera, pero
están de buenos… se hacían de café con leche, de nata o cubiertos con una
capa de chocolate.
Cuando yo era niña era un lujo que alguna visita nos
trajera a mi hermana y a mí una caja de caramelos Viuda de Solano.
Luego
servían como costurero, hucha o joyero, o las usábamos para guardar pequeños
tesoros que todos los críos íbamos coleccionando: botones, canicas, unas
monedas…
Esta es la caja donde yo
guardaba mis colores, qué casualidad encontrar la foto por Internet…
Pero,
¿quién fue la viuda de Solano?
Su nombre era Antolina Ruiz-Olalde y fue la esposa del señor Celestino Solano, propietario de una confiteria en Logroño.
Su nombre era Antolina Ruiz-Olalde y fue la esposa del señor Celestino Solano, propietario de una confiteria en Logroño.
Año
1830. Una mañana, mientras Antolina tomaba un café con leche, unas gotas
cayeron sobre la plancha de la cocina y cuajaron. Las probó, y vio que tenían
un sabor delicioso. Se le ocurrió hacer unas pastillas de café con
leche para regalar a la clientela. La fórmula tenía un secreto que llama la
atención: se confeccionaban con leche de burra.
Años
más tarde, cuando el negocio ya estaba en manos de su sobrino nieto Fernando
Cabañas, se mecanizó la producción y la leche de burra fue sustituída por leche
de vaca. Por entonces se llegaba ya a la producción de mil kilos de pastillas
al día.
La mano de obra femenina era la más solicitada en esta
empresa, como en otras muchas del sector de la alimentación. En la foto podemos
ver la edad de algunas trabajadoras... eran otros tiempos.
La fábrica fue vendida y trasladada, y ahora los
caramelos Solano ya no son lo que eran, aunque hay muchísimos sabores y una
buena variedad de ellos sin azúcar. Están muy ricos, pero ya no es lo mismo...
Por
cierto, ¿de qué moriría Celestino? Espero que no fuera de un atracón de
caramelos…
Muy curiosa la entrada, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEn casa tenemos alguna pequeña lata de Xocolata Casa Ametller, riquísimo.
Hasta pronto!! Petons
hola! como nos gustan las entradas nostalgiosas y esas latas son adorables! todo lo antiguo tiene un valor y calor tan especial, te llevamos al muro y dejamos un saludobuho, con un café excelentemente servido( adoramos el café)
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